EL SEXO

¿Cuál es el sentido del sexo?

Sartre Solomon De Beauvoir Bataille

Un tema para la reflexión
 ¿CUÁL ES EL SENTIDO DE SEXO?

Conch and vegetable sexuality 1.1
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El sexo es una función del cuerpo, ¿no? Es todo un asunto biológico. 

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¿Sólo biológico?¿Nada más?

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Sin tu cuerpo no puedes tener sexo.

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 Efectivamente, pero sin tu cerpo no puedes hablar - y, sin embargo, hablar es más que algo biológico. Sin tu cuerpo no puedes dibujar - y, sin embargo, dibujar es más que algo biológico. Sin tu cuerpo no puedes cantar...   

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de acuerdo, de acuerdo. Estás diciendo entónces que el acto sexual también tiene... ¿tiene qué? 

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Sentido. Hablar no es sólo hacer sonidos, sino sonidos que tienen un sentido. Dibujar no es simplemente trazar formas, sino formas que signifiquen algo.  

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¿Es decir, que un acto sexual es una acción corporal que tiene algún sentido?

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Tal vez. Vale la pena averiguarlo, ¿no?

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¿Qué tipo de sentido?

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Bueno, esta es una buena pregunta filosófica. 

 


JEAN-PAUL SARTRE

La promesa y el fracaso del sexo

SartreSimoneJean-Paul Sartre (1905-1980) fue un importante filósofo existencialista francés, activista político, novelista y dramaturgo. En sus años de estudiante, cuando estudiaba filosofía y otras materias en la Escuela Normal Superior, conoció a Simone de Beauvoir, quien se convirtió en su compañera y amante de toda la vida. Los dos mantuvieron una relación abierta continua, y desarrollaron filosofías cercanas en su espíritu. En la Segunda Guerra Mundial, Sartre fue reclutado por el ejército francés y fue tomado prisionero por las fuerzas alemanas. A su regreso a París, participó con otros intelectuales en actividades clandestinas de la resistencia, y también publicó su principal libro filosófico El ser y la nada.(1943). En diferentes momentos de su vida estuvo involucrado activamente en varias causas sociales como el comunismo, el anticolonialismo y los derechos humanos. En 1964 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, pero lo rechazó. Murió en 1980 de una afección pulmonar. 

El siguiente texto está adaptado (y ligeramente simplificado) a partir del capítulo "Relaciones concretas con otros" en el libro de Sartre El ser y la nada (1943). Para Sartre, el deseo sexual quiere "apropiarse" del amante, en otras palabras, atrapar y poseer al amante, no solo el cuerpo del amante (los hechos objetivos, la "carne") sino también la conciencia libre del amante. En este sentido limitado, el deseo sexual promete la posibilidad de encontrar a la persona completa, pero esta promesa está condenada al fracaso. No puedes poseer una conciencia libre.

En el deseo sexual, explica Sartre, me estoy "encarnando". Ahora soy una conciencia en mi cuerpo y a través de mi cuerpo. Además, en el deseo sexual, estoy invitando al otro a encarnarse también. Esto significa que cuando mi cuerpo se encuentra con el cuerpo del amante, no nos objetivamos el uno al otro, no nos estamos haciendo mutuamente en las cosas. Nos relacionamos mútuamente con la conciencia del otro a través del cuerpo.

Pero esto, dice Sartre, no puede tener éxito. Tan pronto como comenzamos a actuar en este deseo, tan pronto como nos involucramos en actos sexuales, ya no soy una conciencia encarnada en el cuerpo. O me convierto en una conciencia o me convierto en un objeto. Si me concentro en mi placer, entonces hago de mi amante un instrumento para mi placer. Por el contrario, si me concentro en dar placer, entonces me objetivé como un instrumento para el placer de mi amante. (O, por supuesto, puedo alternar entre los dos.) En este sentido, el sexo es necesariamente una "perversión". La forma extrema de esta perversión es, por un lado, el sadismo convirtiendo al otro en un objeto de placer, y por el otro, el masoquismo convirtiéndome a mi mismo en un objeto.

       
SexSartreMujerRosadaEn el deseo, me hago carne en presencia del Otro para apropiarme de la carne del Otro. Esto significa que no se trata solo de agarro los hombros o los muslos del Otro, o de empujar un cuerpo acercándolo a mí. También es necesario para mí aprehender su cuerpo a través de este instrumento particular que es mi cuerpo ya que produce el deseo sexual. En este sentido, cuando agarro estos hombros, puede decirse no solo que mi cuerpo es un medio para tocar sus hombros, sino también que a través de sus hombros descubro mi propio cuerpo en una fascinante revelación de facticidad [hechos puros], en otras palabras,  mi propia carne. Por lo tanto, el deseo es el deseo de apropiarse de un cuerpo, y esta apropiación me revela a mí mi cuerpo como carne.

[...]

El deseo es una actitud que aspira a encantar. Como puedo entender al Otro solo como un hecho objetivo, el problema es atrapar su libertad dentro de esta circunstancia. [...] Así que la conciencia del Otro tiene que estar expresada en la superficie de su cuerpo y extenderse a lo largo de su cuerpo, de modo que al tocar su cuerpo finalmente tocaré su subjetividad libre. Este es el verdadero significado de la palabra "posesión". Ciertamente quiero poseer el cuerpo del Otro, pero quiero poseerlo como "poseído" por la conciencia, en otras palabras, por su conciencia cuando ésta está identificada con su cuerpo. Este es el ideal imposible del deseo: poseer la consciencia libre del Otro como conciencia pura, y al mismo tiempo como un cuerpo.

[...]

El deseo es una invitación al deseo. Solo mi carne sabe cómo encontrar el camino hacia la carne del Otro, y pongo mi carne junto a su carne para despertarla al significado de la carne. Cuando la acaricio, cuando lentamente coloco mi mano inerte contra su costado, estoy haciendo que su lado sienta mi carne, y esto solo puede lograrse si se hace carne. [...]

SexoSartreDeseoMujerRojo1Sin embargo, el deseo está condenado al fracaso. [...] El placer (al igual que un dolor que es demasiado fuerte) crea conciencia reflexiva [conciencia de sí mismo] que es "atención al placer". Pero el placer es la muerte y el fracaso del deseo. Es la muerte del deseo porque no es solo la realización del deseo sino también su límite y su fin. [...] El placer cierra la puerta al deseo porque crea una conciencia reflexiva del placer, cuyo objeto se convierte en disfrute reflexivo. En otras palabras, ahora se está reflexionando sobre la atención a la encarnación de la conciencia, y por lo tanto, la conciencia olvida la encarnación del Otro. Esto se debe a que la conciencia, al encarnarse a sí misma, pierde de vista la encarnación del Otro, y su propia encarnación lo absorbe hasta el punto de convertirse en su objetivo final. En este caso, el placer de acariciar se transforma en el placer de ser acariciado. [...] Inmediatamente hay una ruptura de contacto, y el deseo pierde su objetivo.

[...]

Por otra parte, a la inversa, el deseo está en el origen de su propio fracaso cuando se trata de un deseo de tomar y apropiarse de. [...] El deseo es el deseo de apropiarse de esta conciencia encarnada. [...] Pero por el mero hecho de que ahora intento agarrar el cuerpo del Otro, empujarlo hacia mí, sostenerlo, morderlo, mi cuerpo deja de ser carne y se convierte de nuevo en el instrumento sintético que soy. Y de la misma manera, el Otro deja de ser una encarnación. Ella se convierte de nuevo en un instrumento en el mundo al que aprehendo en términos de su situación. Su conciencia, que jugó en la superficie de su carne y que traté de probar con mi carne, desaparece de mi vista. [...] Esto no significa que dejo de desear, pero ese deseo ha perdido su contenido. Se ha vuelto abstracto. Es un deseo de actuar y tomar y tomar para sí. Insisto en tomar el cuerpo del Otro, pero esta insistencia hace desaparecer mi encarnación. 

 

  


ROBERT SOLOMON

La sexualidad como lenguaje

SolomonRobert Robert Solomon (1942-2007) fue un filósofo estadounidense. Enseñó filosofía en varias universidades, principalmente en la Universidad de Texas. Escribió muchos libros y artículos sobre la filosofía europea del siglo XIX y XX, las emociones y el amor. Algunos de sus escritos fueron escritos junto con su esposa, que también fue profesora de filosofía. Murió a la edad de 64 años de hipertensión pulmonar.  

El siguiente texto es una adaptación (con algunas frases simplificadas) del artículo de Salomón "Sexo y perversión" (1975), en el que argumenta contra el concepto de "perversión sexual". Para entender el rechazo de Salomón a este concepto, cabe notar que tiene un enfoque "cognitivista" de las emociones. Como argumenta en muchos de sus escritos, las emociones no se oponen a la cognición y la racionalidad. libre.


       
El amor no es una fuerza ciega, porque expresa un pensamiento, una elección, un aprendizaje, así como ideas culturales. Lo mismo pasa con la sexualidad: No es un apetito o instinto natural ciego. La sexualidad debería ser considerada como un lenguaje, como una forma de comunicación. Por eso no tiene sentido hablar de ciertos actos sexuales como "perversión" - después de todo, perversión significa ir en contra de lo que es "natural", pero la sexualidad no es sólo algo natural. Es mucho más que actos físicos porque también expresa sentido. Dado que la sexualidad es una forma de comunicación, puede ser de buen gusto o de mal gusto, vulgar o sutil, ofensiva o agradable, comunicativa o perturbadora, pero no una perversión de la naturaleza. Lo que la gente considera una perversión suele ser una comunicación fallida debido a una incompatibilidad de lenguajes.

       
VerticalhieroglyphsAguedaLa sexualidad es antes que nada un medio de comunicación con otras personas, una forma de hablar con ellas. Es esencialmente un lenguaje, un lenguaje corporal, en el que podemos expresar dulzura y afecto, enojo y resentimiento, superioridad y dependencia - y podemos hacerlo mucho más brevemente que en una forma verbal, donde las expresiones son necesariamente abstractas y a menudo torpes. Si la sexualidad es un medio de comunicación, no es sorprendente que sea esencialmente una actividad realizada con otras personas. Y, si es nuestro mejor medio para expresar sentimientos y relaciones dominantes que a menudo son difíciles de verbalizar, entonces no es sorprendente que la sexualidad sea una de las fuerzas más poderosas en nuestras vidas.

       
[…]

       
El vocabulario básico del lenguaje corporal es el gesto, que puede ser una actividad, pero suele ser una expresión o una posición. El gesto es el equivalente corporal de una frase. El lenguaje corporal, al igual que el lenguaje verbal, expresa una capacidad que no es compartida por todos por igual. Algunas personas son inarticuladas, incluso retardadas, otras son brillantes y creativas. La mayoría de la gente, huelga decir, como en el habla, sólo conoce los elementos del lenguaje que son más comunes, más fácilmente articulados, menos comprometidos y menos personales. Algunas personas, incluyendo bailarines de profesión, articulan su lenguaje corporal con tal perfección que cada gesto es una expresión exacta y perfecta.

       
Sea cual fuese lo que la sexualidad pueda ser además, y para lo que pudiera ser usada o abusada, es ante todo un lenguaje. Cuando se habla, suele producir embarazo, escándalo, celos y divorcio. Es un lenguaje que, al igual que el lenguaje verbal (pero a veces de manera más efectiva), puede ser utilizado para manipular a las personas, ofenderlas y halagarlas. Puede ser agradable, no sólo por su fonética, que no es ni agradable ni significativa en sí misma, sino por LO QUE se dice. Uno disfruta no sólo de la tierna caricia, sino también del mensaje que lleva. Y uno acepta de buen grado un doloroso empujón o mordisco, no por masoquismo, sino por el significado que conlleva.

       
[…]

       
Al igual que la danza, la sexualidad es una expresión y desarrollo de los movimientos cotidianos, capaz de un refinamiento infinito y una variación individual, como la poesía del cuerpo. Pero mientras que el baile se relaciona con el público como anónimo y su mensaje es impersonal, la sexualidad siempre es personal y profundamente reveladora. Se podría argumentar que la sexualidad es mucho menos refinada, mucho menos "arte" que el baile. Pero yo refutaría a esto, que esto es una señal de nuestra vulgaridad general y de nuestra falta de autoconciencia sobre todas las cosas importantes. Nada puede o debería ser una forma de arte más humana que la comunicación íntima

       
[…]

       
La vulgaridad, como en todas las formas de arte, puede ser encantadora en pequeñas cantidades, pero ofensiva cuando se exagera. Como el sexo es un lenguaje que exige sutileza y arte, la franqueza y la vulgaridad en demasía, si bien no llegan a ser perversiones, al menos son graves abusos del lenguaje, de la misma manera que la poesía muy mala todavía puede ser considerada poesía. Esto explica, por ejemplo, por qué las proposiciones sexuales explícitas y el exhibicionismo en el metro son en general ofensivos, algo que no sería comprensible si consideráramos al sexo como un "apetito", como hace la mayoría de la gente. La sexualidad es muy diferente al instinto "animal" que hay en nosotros, y sólo aparece en aquellas actividades humanas en las que es posible bastante refinamiento. La sexualidad permite la vulgaridad sólo porque es una cuestión de refinamiento. Así, las proposiciones sexuales directas y el exhibicionismo en el metro son ofensivos, no porque se desvíen de algún "objetivo sexual normal", sino porque son vulgares. Son como un poeta anti-poesía que escribe un poema entero que consiste en una sola palabra vulgar, o un comediante que tiene que explicar sus chistes obscenos explícitamente. Análogamente, la sexualidad reside en la sutileza.

[...]

El deseo es una actitud que aspira a encantar. Como puedo entender al Otro solo como un hecho objetivo, el problema es atrapar su libertad dentro de esta circunstancia. [...] Así que la conciencia del Otro tiene que estar expresada en la superficie de su cuerpo y extenderse a lo largo de su cuerpo, de modo que al tocar su cuerpo finalmente tocaré su subjetividad libre. Este es el verdadero significado de la palabra "posesión". Ciertamente quiero poseer el cuerpo del Otro, pero quiero poseerlo como "poseído" por la conciencia, en otras palabras, por su conciencia cuando ésta está identificada con su cuerpo. Este es el ideal imposible del deseo: poseer la consciencia libre del Otro como conciencia pura, y al mismo tiempo como un cuerpo.

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El deseo es una invitación al deseo. Solo mi carne sabe cómo encontrar el camino hacia la carne del Otro, y pongo mi carne junto a su carne para despertarla al significado de la carne. Cuando la acaricio, cuando lentamente coloco mi mano inerte contra su costado, estoy haciendo que su lado sienta mi carne, y esto solo puede lograrse si se hace carne. [...]

Solomon Pareja JovenSin embargo, el deseo está condenado al fracaso. [...] El placer (al igual que un dolor que es demasiado fuerte) crea conciencia reflexiva [conciencia de sí mismo] que es "atención al placer". Pero el placer es la muerte y el fracaso del deseo. Es la muerte del deseo porque no es solo la realización del deseo sino también su límite y su fin. [...] El placer cierra la puerta al deseo porque crea una conciencia reflexiva del placer, cuyo objeto se convierte en disfrute reflexivo. En otras palabras, ahora se está reflexionando sobre la atención a la encarnación de la conciencia, y por lo tanto, la conciencia olvida la encarnación del Otro. Esto se debe a que la conciencia, al encarnarse a sí misma, pierde de vista la encarnación del Otro, y su propia encarnación lo absorbe hasta el punto de convertirse en su objetivo final. En este caso, el placer de acariciar se transforma en el placer de ser acariciado. [...] Inmediatamente hay una ruptura de contacto, y el deseo pierde su objetivo.

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Por otra parte, a la inversa, el deseo está en el origen de su propio fracaso cuando se trata de un deseo de tomar y apropiarse de. [...] El deseo es el deseo de apropiarse de esta conciencia encarnada. [...] Pero por el mero hecho de que ahora intento agarrar el cuerpo del Otro, empujarlo hacia mí, sostenerlo, morderlo, mi cuerpo deja de ser carne y se convierte de nuevo en el instrumento sintético que soy. Y de la misma manera, el Otro deja de ser una encarnación. Ella se convierte de nuevo en un instrumento en el mundo al que aprehendo en términos de su situación. Su conciencia, que jugó en la superficie de su carne y que traté de probar con mi carne, desaparece de mi vista. [...] Esto no significa que dejo de desear, pero ese deseo ha perdido su contenido. Se ha vuelto abstracto. Es un deseo de actuar y tomar y tomar para sí. Insisto en tomar el cuerpo del Otro, pero esta insistencia hace desaparecer mi encarnación. 

 


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