LA VERDAD INTERIOR

¿Qué es la verdad interior? ¿Y qué tan en serio debemos tomarla? 

Kierkegaard Fichte Emerson Marcel

 

Un tema para la reflexión

¿QUÉ ES LA VERDAD INTERIOR? ¿Y QUÉ TAN EN SERIO DEBEMOS TOMARLA? 

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A veces una idea nos impacta con fuerza. Se siente muy real y verdadera, a pesar de que no puedo probarla lógicamente. ¿Has tenido esa experiencia? 

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Claro. Y a veces es muy breve. De pronto mi conciencia se llena de una lucidez como un potente chispazo de comprensión.

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Así es, y a veces no puedes ponerla en palabras. Es más como ver o tocar algo real, algo muy real.  

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Y otras veces, puede permanecer contigo por un tiempo más largo, incluso tal vez años. Es una suerte de ideal que te anima y te inspira a hacer algo importante.  

 

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Así que no estamos hablando de una experiencia, sino de un tipo de varias experiencias diferentes. Lo que tienen en común todas ellas entre sí, es su intensidad y el sentimiento de ser algo realmente verdadero o real.

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Un sentimiento de "verdad interior". 

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Ese es un buen nombre. Pero ¿qué sentido tiene este sentimiento de "verdad interior"?

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Y también ¿qué tan en serio deberíamos tomarlo? ¿Es solo un sentimiento subjetivo o tiene una validez objetiva?

 

SØREN KIERKEGAARD

La subjetividad es verdad

InnerTruthKierkegaard1Søren Kierkegaard (1813-1855) fue un filósofo danés que es considerado como uno de los dos "padres" del existencialismo (el otro es Friedrich Nietzsche). Nació en Copenhague en una familia adinerada y vivió allí la mayor parte de su vida en relativa soledad. Una vez estuvo comprometido para casarse, pero después de varios meses rompió su compromiso (y la mujer se casó rápidamente con otra persona). Su crítica a la sociedad y a la religión institucionalizada enojó a muchas personas y las apartó de él. Murió en un hospital por complicaciones médicas a la edad de 42 años. Sus obras recién se hicieron famosas en la década de 1920, y han sido muy influyentes desde entonces.

Los extensos escritos de Kierkegaard giran principalmente en torno al tema de cómo vivir verdadera o auténticamente (o cómo ser un cristiano, como a veces lo expresa). Para él, la verdad es subjetiva, y vivir verdaderamente significa vivir con todo nuestro ser, con pasión y compromiso y con fe. La mayoría de las personas, sin embargo, viven una vida aburrida de autoengaño, por lo que realmente no viven.

El siguiente texto es una adaptación del libro de Kierkegaard Postscriptum concluyente y no científico (1846), que escribió bajo el seudónimo de "Johannes Climacus". En este libro, Climacus ataca la idea de que la religión, específicamente el cristianismo, sea una creencia objetiva en ciertas ideas. El pensamiento objetivo trata de hechos fuera del pensador, y el pensador mismo no es importante. El pensamiento subjetivo, por el contrario, trata tanto del pensador mismo y de su interioridad, como del objeto. Es una cuestión de cómo la persona se relaciona consigo misma y con el tema, esto es, su pasión, su compromiso, su preocupación, y si se "apropia" del tema y lo hace suyo. Por lo tanto, si crees en los principios del cristianismo de una manera objetiva como si se tratara de una teoría científica, sin pasión ni compromiso, entonces no crees verdaderamente.

 

VerdadInteriorKierkegaardMujerApasionadaPara una reflexión objetiva, la verdad se convierte en un objeto, algo objetivo y el pensamiento apunta en dirección opuesta al sujeto. Para la reflexión subjetiva, la verdad se convierte en una cuestión de apropiación [haciéndola suya], de introspección, de subjetividad, y el pensamiento tiene que penetrar más y más profundamente en el sujeto y su subjetividad. Así como en la reflexión objetiva, cuando la objetividad aparece, la subjetividad desaparece, así, aquí la subjetividad del sujeto se convierte en la etapa final, y la objetividad desaparece. No se olvida en ningún momento que el sujeto es un individuo existente, y que la existencia es un proceso de devenir, y que, por lo tanto, la idea de que la verdad sea la identidad entre el pensamiento y la realidad es una ilusión de la abstracción. Esto no se debe a que la verdad no sea tal identidad, sino porque el creyente es un individuo existente, y para él, la verdad no puede ser una identidad tal mientras él exista como un ser temporal.

[...]

Todo conocimiento esencial se refiere a la existencia; o, solo el conocimiento que se relaciona con la existencia es esencial, es conocimiento esencial. Todo conocimiento que no es existencial, que no involucra a la reflexión interna, es en realidad conocimiento accidental. Su grado y alcance no son importantes.

[...]

El punto más elevado de introspección en una persona existente es la pasión, porque la pasión corresponde a la verdad como una paradoja, y el hecho de que la verdad se convierta en una paradoja se basa en su relación con un individuo existente. Lo uno se corresponde con lo otro. Al olvidar que somos sujetos existentes, perdemos la pasión, y la verdad deja de ser una paradoja, pero el sujeto cognocente comienza a perder su humanidad y se vuelve fantástico. Y, análogamente, la verdad se convierte en un objeto fantástico para este tipo de conocimiento.

Cuando la cuestión de la verdad se plantea de una manera objetiva, la reflexión se dirige objetivamente a la verdad como un objeto. La reflexión no trata de la relación, sino de si está relacionado con la verdad. Si eso con lo que está relacionado es la verdad; el sujeto está en la verdad. Cuando la cuestión de la verdad se plantea de manera subjetiva, la reflexión se dirige subjetivamente a la relación del individuo. Si el CÓMO de la relación está dentro de la verdad, el individuo está dentro de la verdad, incluso si el QUÉ con el que está relacionado no es verdadero.

VerdadInteriorKierkegaardPasionPodemos ilustrar esto cuando examinamos el conocimiento de Dios. Objetivamente, la pregunta es si el objeto es el verdadero Dios. Subjetivamente, la pregunta es si el individuo está relacionado con un QUÉ de tal manera que su relación sea una relación con Dios. ¿De qué lado está la verdad? Ah, no optemos por la mediación ni digamos: No está en ninguno de los dos lados, sino en la mediación de ambos.

[...]

Si una persona que vive en una cultura cristiana va a la casa de Dios, la casa del verdadero Dios, con una verdadera concepción de Dios, con conocimiento de Dios, y ora, pero ora con un espíritu falso; y si otra persona que vive en una tierra idólatra ora con la pasión total del infinito, aunque sus ojos descansan en la imagen de un ídolo, ¿dónde es que hay más verdad? Una persona ora con verdad a Dios aunque adora a un ídolo. La otra persona le ora falamente al verdadero Dios y, por lo tanto, en realidad, adora a un ídolo.

[...]

El acento objetivo está en QUÉ es lo que se dice; el acento subjetivo está en CÓMO se dice. [...] Solo en la subjetividad hay decisión y compromiso, así que buscarlo en la objetividad es estar en el error. Es la pasión por el infinito la que genera la toma de decisiones, no su contenido. De esta manera, el CÓMO subjetivo y la subjetividad son la verdad.


GABRIEL MARCEL

Las ideas profundas están cerca de mis raíces

Marcel1Gabriel Marcel (1889-1973) fue un filósofo existencialista francés, guionista, pianista y crítico de música, que escribió sobre la condición humana en el mundo contemporáneo. Estudió filosofía con Henri Bergson y otros en la Universidad de Paris en la Sorbona. Creció siendo ateo, pero se convirtió al catolicismo a la edad de 40 años y sus escritos tienen una orientación algo espiritual. A pesar de ser considerado un existencialista, su filosofía es muy diferente a la de Sartre, al que criticó frecuentemente. A diferencia del mundo vacío y solitario de Sartre, el mundo de Marcel presenta la posibilidad de un verdadero estar juntos, de esperanza y sentido. Sus escritos filosóficos no son fáciles de leer – suelen ser como temas musicales que se desarrollan de maneras complejas, más que teorías lineares. 

El siguiente texto es una adaptación del libro más importante de Marcel El Misterio del Ser (1951). Aquí Marcel explica lo que quiere decir que una idea es profunda. Una idea profunda no me es accesible fácilmente, no está acá conmigo – está oculta, está lejos de la superficie visible de mi mente. Por ello, una idea profunda está lejos de mí. Pero también está cerca. Está cerca de mi existencia, está cerca de mis raíces. Una idea profunda es como la tierra de mis padres, la tierra en que nací: Esta tierra puede estar lejos, pero también está acá en mi sangre. Podría decirse también que una idea profunda es como una promesa – apunta hacia una futura comprensión y aclaración, pro también se relaciona con un pasado distante, de vuelta a mis raíces. Por eso una idea profunda está lejos y cerca al mismo tiempo, y en ese sentido está más allá del espacio y el tiempo.

 

Del capítulo 9

Marcel Profundidad muchachoYo diría que sentimos que un pensamiento es profundo, o una idea es profunda, si emerge hacia una región más allá de sí misma, una región vasta que es más de lo que el ojo puede captar. […] Nuestra experiencia de la profundidad está conectada al sentimiento de que se ha realizado una promesa, pero que solo podemos captar un atisbo del cumplimiento de esta promesa.

Sin embargo, deberíamos notar que este atisbo de un panorama futuro distante – este resplandor “por allá” como podríamos llamarlo – no es algo que sentimos que esté “en otro lado”. Tendríamos que describirlos como distante, aunque lo sintamos también como muy íntimamente cercano a nosotros. Tenemos que trascender la distinción pragmática y espacial entre lo que está aquí y lo que está en otro lado.

La distancia se nos presenta como una distancia interior, como acaso podríamos describir a la tierra de nuestros padres a la que añoramos. Esto es, en efecto, exactamente como el exiliado siente a su patria perdida. La tierra de los padres de una persona puede estar lejos, pero mantiene una conexión con ella, que no puede romperse.

Esta añoranza es diferente que el sueño de ir a un país exótico al extranjero que tenía cuando era joven, porque ese país en el extranjero (por más vivamente que se lo imaginase) permanece en la imaginación, un algo “en otro lado”. Por el contrario, la tierra de uno, no es algo imaginario, está en la sangre.

Por eso tenemos que centrarnos en la condición de una persona que no se siente completamente identificada con su entorno actual. Alguna coincidencia lo ha exiliado hacia donde se encuentra ahora, y su lugar es su lugar sólo por casualidad. En las condiciones actuales a las que se tiene que someter, este lugar real solo puede ser considerado como un “más allá”, como la tierra de los padres del que añora su tierra.

[…]

Notemos, sin embargo, que lo que hemos expresado en términos de espacio también se podría expresar en términos de tiempo. Y este cambio de clave es de gran interés para nosotros acá. En términos de tiempo, un pensamiento profundo o una idea profunda impulsa hacia adelante, en otras palabras, abre un camino que puede ser seguido solo en el tiempo. Es como bucear intuitivamente en una investigación que solo puede desarrollarse a lo largo de un amplio período de tiempo - un tiempo personal, vivido, humano.

No obstante, sería errado interpretar la idea de profundidad simplemente en términos del futuro. Desde nuestra perspectiva presente, el futuro no puede ser considerado simplemente como algo nuevo, como algo inesperado que simplemente reemplaza el viejo presente. El carácter novedoso del futuro podrá ser muy atractivo, pero cuando nos movemos hacia el futuro, no sentimos que nos movemos hacia lo profundo solo porque nos estemos moviendo hacia algo nuevo.

Marcel Profundidad en un pozoEl concepto de lo profundo aparece solo cuando pensamos en el futuro como algo que está misteriosamente en armonía con el pasado más distante. Podríamos decir, incluso, que en la dimensión de lo profundo, el pasado y el futuro se estrechan la mano de manera firme. Lo hacen en una región, que desde la perspectiva de todos nuestros aquís y ahoras, podría describirse como un aquí-y-ahora absoluto. Y esta región en la que el AHORA y el ENTONCES tienden a fusionarse como el CERCA y el LEJOS en nuestro ejemplo anterior., no sería otra cosa que la eternidad.

Este es el misterioso enlace del futuro y el pasado, que en realidad solo puede darse en algún nivel que trasciende el mundo de la causa y el efecto. […] Por ahora es suficiente que mi discusión de estas ideas tan difíciles nos den un atisbo del sentido en el cual la oposición entre los sucesivo [una cosa después de otra] y lo abstracto puede trascender a un nivel supratemporal que precisamente es también la profundidad o la interioridad del tiempo.

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